YO

Mi nombre es Hunter Headen. Eh vivido mi vida enserado intentando mezclarme en una sociedad consumista. Imitando a los demás seres que me rodean, camuflándome.

Pero un día mi ser interior, que había estado atrapado por años, salió a luz, obligándome a ser quien en realidad soy.

Te invito a leer mi diario... Soy Hunter Headen y soy un asesino.

domingo, 22 de mayo de 2011

QUIERES UN HELADO?

Todos tenemos errores, lo acepto. Pero hay ciertas situaciones en las que no me puedo permitir fallar, esta era una, y fallé...



   -frutilla o crema? –pregunto desde el pequeño camión.
   -Ambos! –dijo el niño recontando las monedas que llevaba en sus bolsillos.
   -Valla... en verdad te gustan los helados... –el niño asintió con una sonrisa- ya se, te daré un premio! Entra por la puerta trasera de mi camión, esta abierta, tengo muchos... muchos helados para vos.

El pequeño con dificultad entro por la puerta trasera del camión blanco. Las ventanas se subieron y las puertas se serraron. El camión se marcho...

Día tras día intentaba perseguir aquel camión, pero no lo conseguía, por una cosa u otra se perdía de mi vista, llegué a la conclusión de que tendría que acercarme de otra manera.

El día estaba nublado y lluvioso, hasta un tanto fresco, pero el camión se hacía de la esquina de siempre. Me acerqué a el caminando, temí que reconociera mi camioneta, ya que lo había seguido por mucho tiempo. Cuando estaba a punto de llegar, el camión se puso en marcha.
   -Hey! –grite golpeando la chapa.
Mire a al rededor, no había nadie. El conductor ya me había visto y tal vez esta sería mi única oportunidad. Me eché a correr tras el, pude agarrarme de la puerta trasera antes de que el camión alcanzara más velocidad, en pocos segundos me encontraba entrando a el...

   -Maldición... –balbucee al ver lo que allí dentro había.
La caja del camión de helados, parecía la heladera de una carnicería. Las paredes completamente manchadas de sangre seca, al parecer ahí era donde asesinaba a los niños. En una mesa se encontraban varios tipos de cuchillos también ensangrentados, y por el piso se extendían las piolas... con las cuales seguramente los amarro... antes de matarlos.
-que clase de asesino es tan descuidado? –me pregunté a mi mismo.
En ese momento la temperatura comenzó a descender rápidamente, por las rejillas de los costados entraba un aire helado, que prácticamente quemaba mi piel.
-maldición! –balbucee nuevamente, pero esta vez titiritando de frío.
Patee la puerta esperando que se abriera fácilmente pero no lo conseguí. Probé nuevamente pero no había caso, estaba herméticamente serrada.
Pronto comencé a desesperarme, mis piernas apenas me mantenían parado y no encontraba manera de abrir aquella puerta.
“Hunter eres un idiota, cavaste tu propia tumba”
-Este no es momento para que me interrumpas! Estoy pensando! –grité mientras trataba de forzar la cerradura de la puerta.



Hacía aproximadamente media hora que estaba allí dentro, el frío me tenía acurrucado e inmóvil en un rincón. El camión saltaba constantemente... lo que me decía que estábamos en las afueras de la ciudad. Mi cuerpo ya no resistía...

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Cuando desperté me encontraba amarrado de pies y manos a una silla, en medio de una habitación, al juzgar por el techo de dos aguas y muy estrecho, era una especie de látigo.
Trataba de no moverme, si sea quien sea... estaba tras mío, se daría a conocer en cuanto yo despertara... y en ese momento no tenia ningún plan en mente...
Mire a mi alrededor sin girar la cabeza, pero no pude ver nada útil...
 -Hay alguien aquí?... –pregunté resignado...

-jaja... quieres un helado?

viernes, 13 de mayo de 2011

"ERES MENOS ASESINO POR MATAR A OTRO ASESINO?"


Por mi cabeza solo rondaban imágenes, sonidos, olores, escenas de mi último asesinato... mientras preparaba las cosas para realizar uno nuevo.
Un nuevo set de cuchillos, tijeras, navajas, un bisturí... perfectamente afilados.
Guantes de látex, y soga de nylon.

Seguí su auto mientras se dirigía al trabajo. Derek Williams era empleado en una fabrica de comida para perros, situada en las afueras de la ciudad, y trabajaba de noche, para mi conveniencia.

Solo tenia que hacerlo parar, en medio de la calle desierta, apenas iluminada por la luz de la  luna y a esta hora podría llevármelo sin testigos.
Tuve que acelerar para rebasar el coche de Derek, que de por si ya iba rápido. En el momento en que los dos autos de enfrentaron, me desvié hacia el, haciendo trizas su espejo retrovisor... ambos estacionamos.

-Que te sucede amigo? Mira lo que haz hecho! – gritaba mientras se dirigía a mi- mira lo que le has hecho a mi auto!

“no te preocupes... ya no lo necesitaras”... sentí la voz en mi cabeza... me tranquilizó.

-Oye lo ciento mucho –me disculpe mientras salía del auto- en realidad... ni siquiera tengo seguro... es mejor dejarlo así y evitarnos problemas.
-Acaso estas loco? Yo si tengo seguro y pienso hacer uso de el, así que muéstrame tus documentos!

“si tu lo quieres” me voltee hacia el auto solo para tomar impulso y poder golpearle, justo en la cien. No logre desmayarlo pero si lo aturdí lo suficiente como para tomar el trapo con cloroformo y  desvanecerlo.

En menos de diez minutos nos encontrábamos en la casa de mi madre... en donde crecí... y en donde ocurrió aquello que me hizo ser quien soy… mi cuna.
Derek se encontraba inmovilizado con hilos de nylon a la mesa, amordazado... y acababa de despertar.

-Hola Derek... claro... así no puedes hablar... abandoné el rincón oscuro en donde me encontraba y le quite la mordaza.
-Quién eres y qué quieres? pregunto tratando de mirar a su alrededor.
-Demasiado valiente considerando tu situación, o debería decir... tonto? -susurré con voz irónica cerca de su oído.
-Vamos amigo, que quieres? Lo podemos arreglar de otra manera...
-Eso te decían tus victimas? No.. claro... demasiado oportuno para que lo diga una niña de diez años... o un jovencito de catorce... ¿pero qué estoy diciendo? Eran tus hijos... tu los conocías mas que nadie no es así?
-De qué estas hablando? -pude ver como comenzaba a temblar y sudar.
-Vamos, se que puedes recordarlo... no es tan difícil. Fuiste padre soltero por 5 años... lo entiendo... los niños son difíciles pero... tanto como para matarlos y fingir que desaparecieron? No lo creo Derek!
-Vamos amigo... no se de que hablas! Déjame salir  te pagare!
-Jaja... claro –lo tome del cuello impidiéndole respirar- acaso no entiendes? Esas aquí porque mataste a tus hijos! Hijo de parra... y ahora estas a  punto de morir! –lo solté y fui a por mis herramientas...
-Y tu estas librado? Acaso te crees un justiciero o que? Eres menos asesino por matar a otro asesino? Cuando te llegue la hora iras al mismo infierno que yo!
-Si... –escogí el bisturí- tal vez nos veamos ahí –con el cuchillo corte limpiamente la falange de su dedo índice, no me molestaron en nada sus gritos- pero… por el momento, manadle mis saludos a Satán –tomé   el bisturí y lo deslicé por su cuello... demoro en par de segundos en morir... El tiempo que le tomo a los hilos de sangre llegar al piso… y avanzar por las imperfecciones del nylon.



“Eres menos asesino por matar a otro asesino?” esa frase rondaba mi mente días después... cuando Derek ya estaba en las profundidades de la tierra. Quien posee la facultad de decidir, de marcar esa delgada línea entre el bien y el mal? Dios? ... soy tan asesino como el... o no?